domingo, 28 de noviembre de 2010

Los productos biotecnológicos de sustitución: posibles efectos en el Tercer Mundo

En los primeros tiempos de la agrobiotecnología se expresaron temores ante las posibilidades que se podían abrir para la sustitución de materias primas y productos de los cultivos tropicales por productos obtenibles en países avanzados mediante los nuevos enfoques.

Veamos algunos ejemplos de productos de sustitución:

-Uno de los sectores que pronto sufrirán cambios relevantes es el de los derivados de semillas oleaginosas (colza, girasol, lino). La colza es una de las plantas más empleadas actualmente en la Ingeniería Genética vegetal y con mayor potencial comercial. Ello se debe a dos factores, uno técnico y otro económico. La mejora biotecnológica de la colza se ha beneficiado de la puesta a punto de eficientes métodos de transformación con ADN recombinante, de los sistemas para la regeneración de plantas completas a partir de cultivos celulares y embrionarios, y del ingente conocimiento básico que se está obteniendo del estudio molecular de Arabidopsis, un pariente evolutivo de la colza. El impulso económico procede de la valoración, por parte de las industrias de transformación, de que la manipulación genética de la colza puede llevar fácilmente no sólo a un aumento de rendimientos, sino sobre todo a la elaboración de nuevos aceites y proteínas de alto valor añadido que podrían sustituir a otros productos derivados de otras materias primas. Actualmente existen decenas de nuevas variedades transgénicas de colza, algunas en avanzado estado de desarrollo y otras virtualmente ya en los mercados. Entre las más espectaculares podemos citar dos variedades de la empresa Calgene con 40% de ácido esteárico y 40% de ácido láurico (cuando las semillas de colza sin manipular sólo contienen 1 y 0.1%, respectivamente). La variante de alto contenido en ácido esteárico se podrá usar en la obtención de grasas sólidas (principalmente margarinas), con el potencial de desplazar en el mercado a otras fuentes naturales de esta sustancia. La variante rica en láurico tiene su salida en la fabricación de jabones y detergentes, pero
igualmente encontraría nichos en la elaboración de dulces y derivados lácteos. Muy avanzadas están las investigaciones para obtener colza rica en ácido oleico, erúcico, ricinoleico y linoleico (con multitud de aplicaciones como biocombustible, en alimentación, en producción de lubricantes, medicamentos, etc.). Antes de que termine el siglo será posible diseñar variedades "a medida", enriquecidas cada una para un tipo o combinación de ácidos grasos, con modificaciones químicas concretas.

Salta a la vista, a tenor de las variedades transgénicas de colza, que casi todas ellas poseen potencial de que sus productos mermen o desplacen de los mercados (y de hecho ese es su propósito) a sustancias procedentes de otros cultivos. Por ejemplo, el origen actual para el ácido láurico está en la palmera cocotera y en la palmera aceitera, dos cultivos estratégicos en ciertos países en desarrollo (en Indonesia, Malasia, Nigeria y Brasil). Para un futuro muy cercano se esperan variedades de alto contenido y rendimiento en ácidos grasos y aceites concretos, que podrían incluso competir con derivados que hoy se obtienen en la industria petroquímica, y con la ventaja adicional de ser biodegradables. Esta ventaja no hará sino aumentar conforme se vayan agotando y encareciendo las reservas de hidrocarburos fósiles. Con ser importantes, los cambios no se detienen aquí: los mismos subproductos de la extracción de los aceites de semillas verán su revalorización al encontrar nuevas posibilidades industriales y comerciales. Hasta ahora, el residuo proteico de la colza tiene escaso valor (sólo se usa como aditivo en alimentos para animales), pero la biotecnología está en camino de eliminar las sustancias que hacen su uso inapropiado para consumo humano. Aún más, la reciente manipulación genética de las oleosinas (proteínas de las envueltas de los orgánulos que almacenan las grasas en las semillas) deja expedito el camino para convertir a la colza en fábricas vivas de productos de interés farmacéutico y enzimas industriales, que serían purificados a bajo coste. Pero ¿cómo afectarán estas mutaciones al sector de frutos oleaginosos (aceituna, palmas aceitera y cocotera, aguacate)? Por supuesto, tampoco lo sabemos, pero lo que sí está claro es que las cosas no seguirán igual en el futuro para los países productores respectivos. Aunque la biotecnología de estas plantas leñosas está menos desarrollada, no cabe duda que las empresas que ya dominan la mejora de la colza o del girasol pueden fácilmente intentar el "asalto" tecnológico a estos frutos, lo que combinado a su posición privilegiada en los mercados internacionales, puede suponer un auténtico vuelco a largo plazo para sectores productivos importantes en las economías de ciertos países tropicales o (en el caso de la aceituna) de los países de la cuenca mediterránea, España incluida.

-La obtención de vainillina a partir de cultivos de tejidos es actualmente más barata que la obtenida a partir de las pepitas de vainilla, lo que puede afectar a la economía de Madagascar e Indonesia, entre otros países.

-La obtención natural de piretrinas es una fuente de ingresos para Kenia y Ecuador. ¿Cómo afectará a estas naciones la obtención de estas sustancias a partir de microorganismos manipulados por Ingeniería Genética?

-Recientemente la Unión Europea ha autorizado a la industria chocolatera a aumentar en el chocolate el contenido de sucedáneos de la manteca del cacao. Los altos precios del cacao durante muchos años estimularon a las multinacionales (Nestlé, Ferrero, Cadbury) a desarrollar sustitutos más baratos a partir de otras fuentes, y en la actualidad esto ya se puede realizar a partir de modificación de plantas de climas templados y por cultivo de tejidos.

Sin embargo, no se puede concluir inmediatamente que las biotecnologías de productos de sustitución vayan a tener siempre consecuencias negativas para los países del Tercer Mundo.

-En muchos casos, los cultivos de climas templados están subsidiados. En un sistema de libre intercambio, las plantas tropicales siguen siendo más competitivas. Este es el caso de la palmera aceitera, con rendimientos de 6 a 10 veces superiores a los de la colza.

-Además, la creciente globalización de la industria ha reducido las presiones locales o nacionales por la sustitución, que en cualquier caso están menos dominados por el coste que por los argumentos de nutrición y sanitarios (Sasson 1993, p. 33-34). Al atender a los productos de sustitución en los países industrializados, la biotecnología probablemente atiende menos a los intereses de las empresas biotecnológicas que a intereses agrícolas y agroindustriales (Informe OCDE 1993, versión española, p. 169).

-Los países en desarrollo pueden en algunos casos introducirse con relativa facilidad en el mercado de productos de sustitución. Uno de los mejores ejemplos lo tenemos en Malasia, donde el Instituto de Investigación sobre Aceite de Palma (PORIM) se ha embarcado en un ambicioso proyecto de mejora mediante una combinación de técnicas de vanguardia, que incluye no sólo mejoras de productividad, sino la conversión de las palmeras en factorías de aceites de alto valor añadido e incluso de plásticos biodegradables.

-En todo caso, los productos de sustitución que serán económicamente viables son aquellos de pequeño volumen y alto valor añadido. Pero los riesgos de la sustitución para el Tercer Mundo podrán quedar compensados por la creciente demanda de aditivos y componentes naturales. El valor de tales recursos es un incentivo, además, para que los países en desarrollo modernicen sus prácticas agrícolas.

En resumidas cuentas, es difícil predecir las consecuencias a largo plazo de los productos biotecnológicos de sustitución en las economías del Tercer Mundo:

-El efecto no es independiente del clima de mayor o menor proteccionismo que aún impera en muchos países desarrollados. Veremos qué efecto tienen las conclusiones de la Ronda Uruguay del GATT y el clima más liberalizador.

-Es conveniente que los países en desarrollo que hasta ahora están centrados en sólo uno o dos cultivos de exportación diversifiquen su oferta.

-Algunos expertos aconsejan compensar a las economías del sur que se resientan por los productos biotecnológicos de sustitución mediante la transferencia de tecnología e formación en las nuevas modalidades de mejora y producción.

-Algunos analistas dicen que las tecnologías de sustitución, al generar niveles previsibles de suministros, animarían ulteriores desarrollos de productos y abrir más oportunidades de mercado a los países en desarrollo (Sin embargo, en una primera fase esto sólo será posible allí donde exista una mínima base económica y de I+D, como parece ser el caso esperanzador de Indonesia).

NOMBRE:Alexander Sayago Maldonado C.I:16232455
EES seccion:1

No hay comentarios:

Publicar un comentario